Galileo Galilei, Bertold Brecht


El tema principal de la obra no es Galileo, sino la ciencia. No una ciencia elitista, sino popular, humanista, una ciencia separada del poder y que sirva para mejorar la vida de las personas.

Desde que sus observaciones le indican que la Tierra no es el centro del universo, Galileo quiere acercar el nuevo esquema a todos lo hombres. Y acá aparece el gran choque con su época: la observación objetiva de los atros en el cielo va a competir con lo irracional de la defensa a ciegas de las santas Escrituras. Es literal lo de la defensa a ciegas de una sociedad jeráquica, verticalista y el paradigma que la sostiene. La depresión que provoca la pérdida de protagonimo del ser humano, que la Tierra se haya corrido del centro, que Dios ya no esté en el cielo (sino, quizás, en los hombres) va a ser, en realidad, el síntoma que genere el fin del sostén paradigmático de la sociedad estratificada.
El astrónomo plantea, según las palabras que le adjudica Brecht, la importancia de una ciencia para la humanidad y no para unos pocos ni para conservar el poder en las manos de siempre ni para suplantar a la religión como elemento de dominación. Galileo escribe en "el idioma del pueblo" en vez de en latín para llevar la ciencia a la gente, es un divulgador científico cuando no existía la divulgación científica.
La obra de teatro misma es una obra de divulgación donde se montan clase de física, de astronomía, del método científico para lectores.



Brecht terminó de cerrar este libro (porque se  pasó años modificándolo) después de Hiroshima y Nagasaki, justamente, después de que el conocimiento científico mostrara, supuestamente, su peor cara.
La pregunta sería si es ese conocimiento en sí mismo (la energía nuclear) o su uso lo que hay que condenar. Y el autor lo deja claro: la ciencia y la razón, en manos del pueblo, liberan al individuo, desarman, deconstruyen  las relaciones de dominación, que están naturalizadas. En manos del poder de turno son una herramienta más para subyugar a las mayorías, para ganar guerras, para sostener un sistema, para construir métodos más eficaces para masacrar al pueblo enemigo.
Pocas coas le vienen mejor al poder de turno que alejarlo del conocimiento, de la posibilidad de acceder a la verdad. No una verdad inmutable y sotenida por la fe, sino una verdad endeble, que se puede cuestionar ilimitadamente, destruir y construir. Una forma de construir el conocimiento independientemente de las conveniencias.

Galileo renuncia a su heroísmo y se retracta. Y casi casi se siente una basura por haberlo hecho. Pero lo que él descubrió no está sólo en sus manos y en las del arzobipado para quien trabaja (les sirve lo que él decubre, no así que se ande ventilando por ahí). Lo que enunció para las mayorías ya está cambiando el entorno y arrancando una crisis, ya tuvo repercusiones. El conocimiento se atrasa (hasta Decartes renuncia a sus estudios), pero no se detiene.




El texto de la edición de Losada es para una puesta en escena del Teatro San Martín, en Argentina, y los diálogos están muy cuidados, la lectura es fluida y no sueña extraña como pasa con las traducciones de algunas obras de teatro. Es bien natural y cercana.

Comentarios

  1. "En manos del pueblo" suena lindo. Pero, pobre B.B.: no me venga usted a decir que el Estado stalinista de matones ex-Nazis al que usted se plegó en la posguerra representaba algo que estaba en manos del pueblo. Le tengo desconfianza a los que dicen que ponen cosas en manos al pueblo, precisamente porque han terminado en dictaduras feroces.

    Lo de Galileo fue una falsa interpretación, una conjunción errada de la intuición precientífica con el el intento humanista de razonar por cuenta propia.

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  2. Hasta ahora, la ciencia siempre estuvo en manos del estado o de la iglesia. Y nunca se popularizó en serio. Falló en ese aspecto, nunca hubo una divulgación amplia y real.

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  3. Y Brecht acomodó la historia de Galileo para q srva para reflexionar obre su presente. Más allá del stalinismo q puede haber defendido en el contexto de la egunda Guerra, acertadamente o no (lo q más defendió fue la República Española... un gobierno elegido democráticamente y destruído por Franco), acá la crítica es a las bomba atómicas con las q USA casi borró dos ciudades del mapa. Y la reflexión, creo, es, justamente por la aversión q empezó a causar el racionalismo y la ciencia. Y, justamente, la ciencia jamás fue autónoma.

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