Mil grullas, Yasunari Kawabata

     

La novela está construída alrededor de la ceremonia del té. La maestra es Chikako, una soltera ya vieja que, ante la imposibilidad de continuar un romance, se alía a una esposa con un marido bastante atorrante.
    En la primera ceremonia Kukuji se entera de las infidelidades de su padre y de la existencia de una mancha de nacimiento que va a estar expandiéndose sobre todos los personajes hasta el final. En otras ceremonia, al hijo, ya mayor de edad y un  tiempo después de las muerte de sus padres, Chikako le arma un miai (la presentación de la novia) con una tal Yukiko Inamura con su pañuelo de las grullas sin avisarle.
   Ese día también estaba la señora Ota (otra de las amantes del padre) y su hija Fumiko...

   "A él lo habían llevado con facilidad a ese otro mundo. Sólo podía pensar en eso como en otro mundo donde él no se distinguía de su padre".

   Así, Chikako y sus ceremonias van enfrentando y haciendo que los personajes se relacionen.
   Las teteras y tazones son objetos que fueron pasando no sólo de generación en generación durante cientos de años, sino que fueron pasando de esposo a esposa, de esposa a amante. Esos objetos reemplazan, representan a sus propietarios y ex propietarios. Ahora sirven para evocarlos. Son lo material, lo que queda, lo firme, la cerámica eterna desde donde se pueden reconstruir las historias... si es que a alguien le interesan y si es que  el que las hereda o recibe las conoce, las recuerda. Son los fantasmas mismos. En ese tránsito, pareciera que adquieren poderes (reales o de sugestión) para repetir ciertas historias que trascienden las generaciones. Hacen que madre e hija, padre e hijo se fundan, y generan confusión entre los personajes. Incluso los atormentan. O los embrujan.
   Son elementos que se usan de floreros, que se utilizan para atraer turistas, que fueron perdiendo, en manos de Fumiko, el rastro de la cultura japonesa por medio de una ceremonia desvirtuada: en manos de Chikako, se banalizaron. Son los esqueletos quizás.

   "Había habido ciertas incongruencias, como cuando alguien que vive en una casa de estilo europeo usa kimono".

   La trama, que pareciera ser lo que más importa en esta historia (esto parece ser característico del autor), se desarrolla a través de esos elementos y, también, de los elementos naturales. El error principal de los personajes pareciera no leer ese sistema simbólico. Kikuji no lee el augurio de las mil grullas del pañuelo de Yukiko ni de las que aparecen, evocando a la muchacha; no lee la presencia fantasmal que representa el shino de la señora Ota, ya muerta, con un labial que no se borra; tiene la casita de te en el jardín de la casa descuidada, mohosa, y donde un par de ceremonias más van a tener lugar.  Fumiko se viste "a la europea", deja de lado el aprendizaje del té, es la que pone flores en la jarra "embrujada".
   Los utensilios, descontrolados (si se piensa la ceremonia como una forma de encauzar esos poderes que parecieran poseer), son capaz los que arrastran a todos a la perdición.
 
   "Incluso en la oscuridad puedo ver cómo los dejaste crecer. El jardín más tenebroso en el que jamas estuve".

   La naturaleza también aparece como una fuerza descontrolada, producto del desdén.
   Y tampoco leen la campanilla cortada en un florero (buscando, encontré que simboliza la mortalidad) ni la chicharra muerta que Chikako parece haber dejado en una alacena...

   "- Es casi otoño. ¿Hay luciérnagas todavía? Son como fantasmas.
     - La mucama las trajo.
     - Es la clase de cosas que hacen las mucamas. Si estuvieras estudiando para la ceremonia de té, no lo tolerarías. Puede que no lo sepas, pero en Japón somos muy conscientes de las estaciones".

   Chikako no actúa por ignorancia, sino que desvirtúa porque sí conoce estos sinificados. Probablemente, sea parte de la fuerza que está empujando la trama. Junto con la muerte.

      Me olvidé de la traducción. La traducción es HORRIBLE. Y el corrector... no pagaron corrector. Una lástima pero aunque sea se pueden apreciar la historia y lo que gira alrededor.
                                              - Kawabata wins -
 
 
 
 




 
 


Comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. El mundo está plagado de traducciones literarias horribles, en gran parte porque son las traducciones peor pagas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, más bien. Pero los dos libros de él que había leído tenían traducciones hermosas.
      Y la verdad es que los libros son carísimos, el doble de lo que vale cualquier otro libro... una edición paperback. si les pagan poco a los traductores, son unos ratones. pero los errores son zarpados, no son pavaditas. hay diálogos ridículos o frases muy raras
      (- no me voy todavía
      - ah, sí?)
      Es igual de extenso que los otros que leí y tardé más en leerlo porque había cosas que trababan mucho la lectura.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Cuentos fantásticos rusos del siglo XIX

Chicos que vuelven, Mariana Enríquez

Reseñas pendientes