Este es el mar, Mariana Enríquez (2017)


"Helena había sentido que el fan pensaba sólamente en cuánto deseaba a James y cuánto deseaba que nunca cambiara, que se mantuviera siempre así, joven y hermoso, y cantaba en voz baja. Le pidió a uno de los encargados de la seguridad que lo revisara, y lo sacara." 

Este es el mar es una nouvelle bastante de fantasía bastante singular. La contratapa promete una historia muy pop sobre las leyendas del rock y el Club de los veintisiete, pero la trama de la historia se va espesando de a poco y se va metiendo en un inframundo que convive con el nuestro, que lo modifica sin dejarse percibir. Es el tercer libro que leo de Mariana Enríquez y, una vez más, logra que lo espesluznante que existe en los recovecos de la "realidad" sea plausible. Capaz por la vivacidad con la que describe los escenarios y personajes, capaz porque habla de mundos maravillosos que se leen tan bien que el pacto ficcional funciona a la perfección. Como lectora, quiero creer en lo que me está contando, meterme de lleno en ese universo durante el rato que dura la lectura del libro, que no llega a las 130 páginas.
    En el libro se ofrece una hipótesis que explica lo que sucede con el fanatismo y el frenesí en el que entran hombres y mujeres cuando están en un concierto: la histeria colectiva, los suicidios, el estado de trance, lo irracional. Cuando se habla de cualquier estrella de rock, los "documentales" y los youtubers caen en los pactos diabólicos, en la infancia destrozada, la soledad y excentricidad del genio o todo eso todo junto, y a cada músico le arman el relato mítico, un poco sacado de la biografía "real", mucho sacado del imaginario de los medios y los seguidores. El libro, en sí, se puede inscribir en la tradicicón de Los mitos de Cthulhu, esos relatos que crean leyendas (urbanas o no) desde la literatura.
    Enríquez cambia el eje y (re)crea un panteón de personajes mayores y menores. Está El enjambre, un grupo de seres que intervienen en los cuerpos de los fans durante los recitales y vigilias y que ayuda a que cierta banda, cierto músico, genere todo tipo de reacciones físicas en los presentes. La protagonista, Helena, empieza como parte del enjambre y provoca el suicidio de una fanática de James Evans, el cantante de la banda (ficticia) Fallen para iniciar su entrada a Las Luminosas, un grupo de personajes más exclusivo que el anterior, que vive a orillas del mar y cuyas integrantes son las causantes del recorrido de los héroes trágicos de la nouvelle de Enriquez, los músicos más relevantes de la historia del rock. Estos seres que no tienen sangre ni signos vitales y que son una especie de shapeshifters se alimentan de esos procesos que terminan en suicidios o sobredosis, se disputan los cuerpos con Las Imago, que necesitan de la caída en el olvido de esos ídolos populares. Las Luminosas fabrican leyendas del rock, dioses, y las Imago truncan el camino del héroe y lo llevan a un final totalmente gris, lo condenan al olvido.
    Helena necesita crear una Leyenda para sellar su pertenencia a Las Luminosas.
    Las Luminosas necesitan de ese último bastión del rock para sobrevivir, para no desaparecer.
    El rock se presenta en un estado final e irreversible. Las grandes bandas ya fueron.
 
"Helena veía a tres mujeres, pero sabía que se trataba solamente de una. Mirarla con sus ojos humanos provocaba una distorsión que la mareaba: la mujer resultaba triple y desenfocada, Helena casi esperaba ver al mismo tiempo tres lunas, tres horizontes, estrellas triplicadas. Pero no: solamente ella era tres.

    Hécate aparece como una referencia más a la grecia antigua y las tragedias en su forma de Trivia Romana. La Diosa griega es una especie de madre del Enjambre y Las Luminosas, su existencia es mítica incluso para ellas. Es la que las rescata de las encrucijadas, de cuando la tarea de terminar, finalmente, con la vida del que hayan elegido, tambalea: Helena hace tato por la consagración de James como última estrella del rock, el cierre del ciclo, que casi termina todo en una historia de amor. Hécate llega y reclama el sacrificio.
     Las Luminosas funcionan como musas griegas de los musicos. Son seres que habitan en los márgenes de la realidad. Como los vampiros, los vigilantes del tiempo y las brujas, están presentes en los momentos clave de la historia, aparecen incluso en los primeros planos de las fotos de momentos épicos del rock, pero su presencia, sus rostros, se borran siempre de la memoria de los humanos. La forma en la que intervienen con al realidad explica los grandes enigmas que rodea las muertes de Jimmy Hendrix, de Jim Morrison, de Kurt Cobain, de Brian Jones... son las que los sumergen en un espacio virtual fuera de la percepción humana para que mueran solos, sin que nadie los note o escuche o recuerde dónde estaban.
     Ese es el submundor que existe en los intersticios del mundo, pero que existe sólo el rato que dura la novela. Sus personajes son los que orquestan los ritos que parecen surgir de la audiencia. Termina la historia y sólo quedan las ganas de que sea real.

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